jueves, 15 de septiembre de 2011

La Noche de los Lápices

"Yo respondo por mi juramento,
que está basado en los últimos minutos
de convivencia.
Ellos me gritaban que no los olvide
y que los recuerde siempre."

Pablo Díaz, sobreviviente de 
La Noche de los Lápices(*)



Pablo Díaz se refirió a sus 6 compañeros que en 1975 apoyaron y participaron activamente de la campaña por el Boleto Escolar Secundario (BES) en la ciudad de la Plata y que el 16 de septiembre de 1976, por seguir sus ideales, fueron brutalmente secuestrados y torturados en el centro clandestino de Arana, en donde el terror y la muerte eran moneda corriente.

La irrupción violenta en la vida de estos jóvenes fue llevada a cabo por autoridades del ejército dirigidas por el general Ramón Camps, que estuvo a cargo de la Policía de la provincia de Buenos Aires
durante el golpe y que calificó a la tragedia de septiembre como lucha contra "el accionar subversivo en las escuelas".
 
María Claudia Falcone, Francisco Lopez Muntaner, Daniel Alberto Racero, María Clara Ciocchini, Claudio De Acha, Horacio Úngaro son los adolescentes de entre 16 y 18 años que militaban en la Unión Estudiantil Secundaria (UES) y que, al igual que Pablo Díaz, Gustavo Clotti, Emilce Moler y Patricia Miranda, de igual edad, fueron detenidos sin juicio previo durante noches de septiembre pero que no tuvieron la fortuna de 'vivir para contar' lo que se conoce como La Noche de los Lápices.

“Durante noches”, leyeron bien. Plural. Fue el 8 de septiembre cuando secuestraron a Gustavo; el 16 de septiembre cuando secuestraron a Claudia, "Panchito", Daniel, María Clara, Claudio y Horacio; el 17 cuando secuestraron a Emilce y Patricia Miranda, una estudiante que no tenía que ver con la  militancia, y por último, la noche del 21 de septiembre, cuando secuestraron a Pablo Díaz, que en ese entonces era un joven de 18 años.

Si bien los secuestros transcurrieron en fechas distintas, los adolescentes fueron considerados subversivos por la misma causa, fueron torturados de la misma manera y fueron presos de una misma noche opaca y fúnebre que ellos mismos avecinaban como perpetua.


María Claudia, de 16 años, era abanderada y estudiante de Bellas Artes y junto con María Clara, de 18, iban a ingresar a la Universidad del mencionado rubro; Patricia, de 17 años también asistía a la Escuela de Bellas Artes. Francisco, de 16, militaba en la UES de Bellas Artes al igual que Emilce, de 17 años. ¿Casualidad?
 
Los artistas tenían afición a la militancia. Emilce Moler, una de las sobrevivientes del atentado contra la humanidad, detalló: “Estaban los que no se enganchaban, pero a la edad que yo tenía, y en Bellas Artes donde todo era libertad, participación y solidaridad, era imposible no militar. La revolución parecía estar ahí nomás. Latinoamérica estallaba por todos lados. Teníamos los modelos socialistas de Chile y Cuba. Yo podía no saber en qué partido, pero que iba a participar no tenía ninguna duda.”

Pablo Díaz, que integraba la Juventud Guevarista del Partido Revolucionario de los Trabajadores, fue otro de los sobrevivientes. Luego de haber vivido el infierno en el centro de detención clandestino de Arana, fue trasladado hasta otro centro conocido como “El Pozo de Banfield”, en donde se reencontró, para su sorpresa, con los seis estudiantes y amigos secuestrados el 16 de septiembre, sin saber que los días que compartieron el cautiverio fueron las últimas ráfagas de vida que Pablo alcanzó a sentirles.

"Soy el único que salió con vida del Pozo de Banfield- declaró - el único que estaba con ellos cuando me dijeron que tenía un salvoconducto que me salvaba de la ejecución y que me trasladaban bajo la amenaza de no contar nunca lo que había vivido, de lo que había sido testigo. Sólo ellos me gritaban que no los olvide y que los recuerde siempre”


Lejos de pactar con el silencio, Pablo
- liberado recién en 1980 luego de estar durante casi 5 años bajo la disposición del PEN (Poder Ejecutivo Nacional)-  habló.
 
La desgarradora versión que el protagonista de tan vil secuestro, tuvo la posibilidad de transparentar gracias de su liberación, fue plasmada por María Seoane en el libro “La Noche de los Lápices” y luego llevada a la pantalla grande el 4 de septiembre de 1986 por el director Héctor Olivera. (**)

Gracias a testimonios como el de Pablo Díaz y Emilce Moler, mucho más se sabe sobre lo que los militares enorgullecidos llamaron Proceso de Reorganización Nacional que se gestó entre 1976 y 1983  y que fue el golpe de estado más sangriento de la historia argentina, caracterizado por innumerables crímenes de lesa humanidad que dejó un saldo de 30.000 desaparecidos y millones de espectadores paralizados y tantos otros acribillados del dolor que significó la pérdida de familiares y amigos.

Como procedentes de la generación que padeció un homicidio al sentido de la vida misma, como principales actores del presente, como personajes directos de la historia, creo que es indispensable y absolutamente necesario apropiarnos de los gritos agudos y penetrantes que escucharon los oídos de Pablo.

“¡No nos olvides!”, vociferaron con la última fuerza que les quedaba en los cuerpos flacos, en las manos secas y los pies descalzos. 
“¡No nos olvides!”, lloraron y uno casi puede sentir hoy, 35 años después, el dolor de esas palabras. De esas largas y escalofriantes palabras que 6 chicos de entre 14 y 18 años pronunciaron al unísono, cargando 236 adolescentes más a la par de ellos.

Este viernes se cumple otro aniversario de La Noche de los Lápices. Confío en que un minuto, o media tarde, o todo el día, o toda la vida, vamos a ser fieles a hacer justicia por esos años de silencio reprimido y a cumplir el último pero inmortal deseo que pidieron los detenidos desaparecidos. Confío en que vamos a preocuparnos y a ocuparnos de que no más (ya nunca jamás) vuelvan a suceder acontecimientos como la masacre iniciada en la madrugada del 16 de septiembre de 1976.

Victoria Belén

(*) junto con Gustavo Clotti, Emilce Moler y Patricia Miranda fueron los cuatro sobrevivientes de la noche que sigue haciendo historia.
(**)Nominada al Premio San Jorge de Oro en el Festival Internacional de Cine de Moscú en 1987. No dejen de verla.

lunes, 12 de septiembre de 2011

“Un Mundo Feliz” (Aldous Huxley)

Imagínense por un momento que sus familiares, amigos o conocidos, que todo el lugar en donde viven, su barrio, su casa o su país, que sus métodos de relacionarse, sus amistades o el amor que sienten, sintieron o puedan sentir fuesen considerados por un grupo de personas como actitudes “Salvajes”. Un Londres “civilizado” en el cual la sociedad esta completamente controlada es la contraposición directa y el lugar en donde ocurrirán la mayor parte de los sucesos de una de las mejores historias que leí en mi vida.

Ahora pasemos a la perspectiva de esa sociedad civilizada. Sociedad en la que la vida se controla de todas las maneras en las que es posible, desde los nacimientos (con las características físicas que la persona debe tener, con sus ideologías implantadas mediante un método hipnopedico, con el rol que deberá cumplir durante su vida y un método poco humano de nacer en el que ya me voy a detener para explicar) hasta lo que ocurrirá con cada uno de sus integrantes después de la muerte.

El principal objetivo del hombre (el de la reproducción) se ha desterrado por completo de la vida humana. Los nacimientos tienen lugar en fabricas. Los óvulos y los espermas son unidos en centros donde se los altera químicamente de manera tal que el bebe que surja de ellos sea útil a la sociedad a la que pertenece y pueda ser construido  de la manera que mas les plazca a sus directores. Todas las personas nacen en base al proceso denominado Bokanosvky, por el cual se asocia a un varios espermas con un mismo ovulo y por el cual el fruto de su aplicación es una sociedad formada por mellizos. El subsuelo del edificio es el que contiene las cintas por las cuales transcurre el feto fecundado dentro de un tanque relleno de una solución que lo mantiene como en el vientre materno por nueve meses. Durante el recorrido por dicha cinta se le inyectan todo tipo de vacunas tanto para protegerlos de cualquier enfermedad como para evitar que el sueño les impida llevar a cabo alguna actividad. 

Durante los  cerca de 60 pisos del mismo edificio los niños nacen, crecen y se educan de una manera muy particular hasta que alcanzan la edad suficiente como para llevar a cabo sus vidas y sus respectivos trabajos. Durante ese procesos cada niño es educado dependiendo de la “clase social” a la que pertenece (divididas en Alfas, Betas, Gamas y Epsilones) y de la cual no le molesta ser parte debido a que de niño es educado para aceptar lo que le toca cumplir. Este método de educación no puede ser menos particular que el resto ¿No les parece?. Cada día de sus vidas y mientras se encuentren dentro del edificio donde transcurre su desarrollo los niños son sometidos/as al método Hipnopedico de aprendizaje, por el cual son inducidos a un estadio de sueño durante el cual unas voces acompasadas y amables les repiten una y otra y otra y otra vez las lecciones/leyes que deberán memorizar y llevar a cabo durante lo que dure su vida.

No menos llamativas son la píldoras Somas. Otra de las geniales invenciones del autor. Cada día durante su adultez , las personas reciben cierta cantidad en gramos de esta droga tan espectacular como espeluznante. Un gramo de soma hace que cualquiera se olvide de todos sus problemas, lo llevan a unas buenas vacaciones, a la luna, a estar con la persona que mas le guste, o a lo que sea que evite que pueda pensar en el inconveniente. El soma es la solución a todo sin ningún tipo de limites racionales.

Creo que una vez descripto el mundo en el que si sitúa esta fabulosa novela solo me queda por nombrar algunas particularidades de los protagonistas, siendo los mas llamativos Lenina Crown, Bernard Marx y John. La bella y carismática Lenina es una “chica bien” dentro del mundo “civilizado”, jamás había estado mucho tiempo con el mismo hombre y tomaba diariamente las píldoras anticonceptivas que evitaban la ruptura de la ley hasta que en un viaje junto a Bernard a una reserva de salvajes conoce a John, del cual se enamora sin importarle tirar abajo todos sus pensamientos.  Bernard es el primero en sentirse incomodo con la forma de vivir que tienen dentro de la ciudad, se siente aprisionado dentro de ese mundo que lo agobia y lo hace sentir fuera de lugar; a lo largo de la historia estará enamorado de Lenina y llevara a John a la ciudad de los civilizados como objeto de pruebas. El Salvaje educado, John, es el único que no encaja en ninguna de las dos sociedades por las que transcurre su vida; criado por una mujer civilizada dentro de la reserva de salvajes este muchacho rubio y esbelto sufrirá varias crisis a lo largo de la historia pero ninguna tan importante como la muerte de Linda, su madre.

 “Actualmente el mundo es estable. La gente es feliz; tiene lo que desea, y nunca desea lo que no puede obtener. Esta a gusto, esta a salvo; nunca esta enferma; no teme a la muerte; ignora la pasión y la vejez; no hay padres ni madres que estorben, no hay esposas, ni hijos, ni amores excesivamente fuertes. Nuestros hombres están condicionados de modo que apenas puedan obrar de otro modo que como deben obrar. Y si algo marcha mal, siempre queda el soma.”

Para finalizar me gustaría preguntarles algo ¿Creen que ese es realmente un mundo feliz?. Suponiendo que existiesen las píldoras de Soma ¿Qué creen que ocurría si lo tomasen?

Matias Defusto

domingo, 11 de septiembre de 2011

Cuando enseñar es un arte aprender es un placer


"Educar es lo mismo
que poner un motor a una barca
hay que medir, pensar, equilibrar
y poner todo en marcha.                                                      
Pero para eso,
uno tiene que llevar en el alma
un poco de marino...
un poco de pirata...
un poco de poeta...
y un kilo y medio de paciencia concentrada.

Pero es consolador soñar
mientras uno trabaja,
que ese barco, ese niño
irá muy lejos por el agua.
Soñar que ese navío
llevará nuestra carga de palabras
hacia puertos distantes, hacia islas lejanas.

Soñar que cuando un día
esté durmiendo nuestra propia barca,
en barcos nuevos seguirá
nuestra bandera enarbolada."

Gabriel Celaya

Hoy, como todos los 11 de Septiembre, se celebra el día del Maestro, y aunque sé que es un sustantivo, para mí debería ser una mezcla de nombre propio con verbo, porque el maestro, el verdadero maestro, es aquel que apuesta día a día por la educación, es aquel que se desvive por sus alumnos para darle lo mejor, es aquel que sueña a la par de esos niños, que le regalan las mejores horas de su vida, y perdónenme pero todo eso (y más) no cabe en un simple sustantivo.

Quiero a partir de mí articulo hacerle un homenaje a todos aquellos que, a pesar de la situación que atraviesa la educación, sigue apostando a ella, con plena vocación y sobre todo con un amor inmenso hacia sus alumnos. He aquí, para mí, lo que es el corazón de la cuestión, porque soy una fiel convencida que aquel que ama lo que hace, lo demuestra y en lo que respecta a la educación, creo que es el factor fundamental para poder trascender, para poder tener llegada hacia los alumnos, para dejar una huella, para guiar, en fin, para poder ser llamado, ni mas, ni menos que Maestro. 

A su vez, no puedo dejar de demostrar un poco de enojo con la sociedad argentina, que hace ya unos años, debido a un (auto)atentado sucedido mas arriba del mapa, este día se ve un poco opacado y no me quiero arriesgar a decir olvidado, porque gracias a Dios, doy fe que aunque sea en las aulas, se sigue recordando; pero yo no me sumo en esa, y hoy decido, desde mi humilde lugar, recordarlo y homenajearlo.

Para ello, permítanme presentarles a una docente de raza, a una docente que a mi entender, entendió a la perfección lo que es amar y tener vocación por la profesión, con ustedes, la “señorita”, la “maestra” Claudia Demaro.

Hace unos años atrás, todos sus días comenzaban de la misma manera; se levantaba temprano, salía de su casa para tomarse el 218, sabiendo que le esperaba un largo viaje de una hora, que tenia por destino final, el barrio Rafael Castillo. Entre tanta tierra, su guardapolvo blanco resaltaba, pero nada se asemejaba a la alegría inmensa que le corría por el cuerpo al entrar a su escuela primaria, la n° 175.

Las aulas contenían (en todos los sentidos) a una cantidad de chicos, que como todos, eran la pura demostración de la ansiedad, del amor puro, de la inocencia, de las ganas y era para ellos todo lo que Claudia pensaba la noche anterior.  Aunque aveces se hacia difícil, porque como hoy, en aquel tiempo, la escuela también cumplía funciones como la de alimentar, Claudia le ponía el pecho, y junto a todo el personal de la cocina, lograban callar un poco esas panzitas, para seguir dando curso a las clases y divertirse.

Así, sucedían todas las tardes, donde Claudia iba más allá de la función de enseñar, y se metia poco a poco en los corazones de todos esos chicos, que con ansias esperaban a la “señorita de Cs. Sociales”. Largos años, fueron los que la 175 tuvo a la “seño”, pero por diferentes motivos, un día tuvo que irse, pero aun hoy, la siguen recordando, aquellos niños que ya no lo son tanto, cuando la cruzan y la saludan con total alegría y nostalgia a la vez.

En la actualidad, Claudia cumple la función de preceptora, y aunque la realidad sea distinta, y la educación se vea mas bastardeada, ella desde su lugar, sigue fiel a su alma de “seño” y sigue llegando a los corazones de los adolescentes, porque le sigue poniendo el mismo corazón que cuando enseñaba, y sin darse cuenta, lo sigue haciendo, porque los apuntala, porque cree en ellos, porque los protege y porque sobre todas las cosas, ama lo que hace, ama a sus chicos, y lo demuestra día a día.

Es increíble como los profesores enojados, no entienden como los chicos son como son, y reparten amonestaciones a mansalva, pero a Claudia si le responden, se abren y le cuentan hasta sus secretos más ocultos. Con ella logran muchas veces calmarse, quebrarse y volver a empezar.

Aveces la realidad es muy dura y supera abismalmente a la ficción, por eso Claudia llega a su hogar y se quiebra, porque siente a la par de esos chicos y le duele de la misma forma. Ella se compromete con todo el sentido de la palabra, y es por eso que logra tener, desde su lugar de preceptora, una llegada aun mayor, que aquellos que son profesores.

Con nostalgia, Claudia extraña su tarea como docente, extraña el barro y Rafael Castillo, pero en cuento ve, los logros que también produce como preceptora, sigue estando orgullosa de la carrera que eligió, de cómo la ejerce y sigue poniéndole el mismo corazón que en sus inicios, porque cada día esta mas segura, que esa fue la clave de su “éxito”.

Los Maestros son los agentes del cambio, en sus manos tienen el arma más valiosa y menos violenta del mundo: la educación. Ellos tienen la enorme responsabilidad, de sembrar en todos sus alumnos las ganas de más, de proyectar un futuro y creer en él. Ellos acompañados por una sociedad que los apoye, son capaces de crear lo mas temido por gobernantes: un pueblo que piensa. Por eso me tomo el atrevimiento, de pedirles a todos aquellos docentes, que se comprometan y que no dejen que sigan lastimando y quebrando a la educación. Piensen que en sus manos tienen a la solución para muchos males, y que con mayor compromiso de ustedes, y de toda la sociedad en su conjunto, un país mejor, deja de ser una utopía.

Con este humilde homenaje, les presente a mi mama, a esa persona que es una Maestra fuera y dentro de casa, y en representación de ella, a todos aquellos docentes que día a día le ponen el cuerpo, el alma y el corazón a la profesión, aun en tiempos difíciles.
¡Feliz día Ma!
¡Feliz día Maestros!


Romina Mancini

viernes, 9 de septiembre de 2011

¡Estamos rodeados!


Las luces y sirenas en el barrio ya son usuales, luego de que los vecinos de Villa Sarmiento reclamaron más seguridad y efectivos policiales en la zona, la que según ellos, estaba “liberada”.

El pedido se realizó a través de una manifestación en la que salieron a la luz diversas opiniones. Claro está que cada uno tenía su postura, pero realmente me llamo mucho la atención el tipo de gente que estaba ahí. Algunos tenían como “slogan”, la idea de matar a todos esos “negros de mierda”; Otros, aclamaban a los milicos; Y por último estaban quienes nunca dejaron de actuar bajo la esencia de la marcha, que era pedir justicia por la muerte de tres vecinos del barrio en una semana.

A pesar de los diferentes comentarios de la gente, algo me preocupa aún más.  Y es sobre lo que no he dejado de pensar desde que la policía está,  circula y vigila. No es que no considero importante su gestión, o innecesaria. Sino, creo que la verdadera solución no radica en ese punto.

Según Las autoridades de la Municipalidad de Morón, que colocaron más cámaras y seis nuevos vehículos que se añadieron a la flota de efectivos móviles, la solución está en camino, ya que acentúan que los dispositivos de control permitirán prevenir el delito.

Sin embargo, no paro de cuestionar sobre el empleo de estos medios de “protección” ciudadana. Creo que la cuestión es mucho más compleja de lo que se plantea, y no veo como eficaz a nivel social, el control y la vigilancia esporádica, debido a que a mi entender, es  una solución simplista a esta problemática.

Me resulta muy interesante poder plasmar una comparación de carácter biológico, que nos permitirá entender cómo funciona este proceso de “supervisión” ciudadana.  Pido disculpas antes de entrar en tema, ya que este desarrollo puede resultar un tanto alejado de la realidad misma, y hasta sea  cruel, pero creo, es la mejor manera de ilustrar lo que pienso.

La selección natural, es un proceso por el cuál  las diferentes especies son condicionadas a los cambios en el ambiente del planeta, en donde “se pone en juego” el fin o la supervivencia de los seres vivos que poseen las cualidades para adaptarse al medio.  Lejos de entrar en esta teoría científica, aplicaré un ejemplo para su mejor entender. Como bien se ven en las publicidades, supermercados, y casas de familias, el Lysorfom dice en su pote: “mata el 99,9% de virus y bacterias”.  Resulta que el porcentaje allí expuesto, no abarca el  100%, por lo tanto ese uno por ciento restante de bacterias y virus, son los que luego de un tiempo serán más fuertes a este tipo de producto o a cualquier otro. En conclusión, ¿Por qué utilizar estos medios sencillos de “atacar” a los “males del hogar”?; Parece que la sociedad busca una solución rápida, que dice ser efectiva, y a la vez no lo es.  En la oportunidad  que se realice una limpieza a fondo, se busca aquello que es sólo superficial, y que, permite dejar todo “pipí cucú” ante sus propios ojos.

Ahora bien, ¿Por qué cito esto? Mi reflexión comparativa, busca contrastar, pero a la vez acercar, como en el uso de un desodorante ambiental, se puede  encontrar la clave a lo que sucede en la humanidad. Dar a entender que con apretar un botón, no se eliminan los problemas; Poniendo más policías o cámaras tampoco.  Ocurre que seguir las ideas de la masa involucrada bajo la urgencia de seguridad, nos lleva sólo a la superficie de la gran profundidad de un río. No hay solución real si ponemos más policías y cámaras, sólo hay felicidad y tranquilidad para quienes pueden andar con un Black Berry en el tren, o una notebook. ¡Qué bueno!, ¿no?  No seamos tan egocéntricos. Mientras que algunos no pueden andar con sus tecnologías, ropa, y joyas “top”, hay quienes no comen.

En todos los sentidos, veo la solución en la integración social, en los valores, la educación y no en una medida veloz que sólo contenta a una parte de la sociedad;  Ese sector egoísta, aislado e independiente que pone sus intereses estéticos por sobre los demás y además no busca integrar,  sino excluir, y en algunos casos (lamentablemente muchos) intentan, hasta hacerlos desaparecer.

Ya no puedo dormir, bajen el volumen. Las sirenas y luces son como los jóvenes de ayer, viejos en una matiné. Estamos rodeados de canas (y no en la cabeza)

Quiero salir a ver la calle, estar en la vereda del sol, dar media vuelta al cordón, para no volver. Los primeros habitantes salen a celebrar el sol de los vivos, a despertar a un mundo dormido. (Serú Girán)


Julieta E. Racimora.

jueves, 8 de septiembre de 2011

El video recomendado

Estábamos en la sala de espera. Parece que la maestra le dijo a mamá que la estaba molestando, que no llevaba la tarea, que no me concentro. Seguramente creen que estoy enferma. Veremos que dice ahora el doc.
Entramos con mamá a la habitación de panales de roble, y me hicieron sentar en la silla de atrás de todo, eran los años 30 y tenia 8 años. Estuvieron hablando los dos sobre mis problemas como 20 minutos.
Por fin, el doc vino, se sentó al lado mío y dijo: “Gillian, escuche todo lo que tu mamá me dijo y necesito hablar con ella en privado”.
A lo que mamá agregó: “Espera aquí, regresaremos, no tardamos mucho”. Y se fueron los dos. Al salir él encendió la radio que tenia sobre el escritorio.

***En el momento en que salieron Gillian se paró y comenzó a moverse siguiendo la música. Ellos la observaron unos minutos cuando el doctor afirmó: “Sra Lynne, Gillian no esta enferma, es una bailarina, llévela a una escuela de danza” ***


Vi el video que me dijiste de un tal  Ken Robinson, sin palabras. Aunque fueron 20 minutos, la cantidad de ideas con las que me bombardeo fue tremenda. Me quede con el ejemplo que dio sobre Gillian Lynne, la bailarina del Royal Ballet  y multimillonaria coreógrafa, creadora de los musicales mas grandes de Hollywood como Cats y el Fantasma de la Opera.

Y digo,  fue bastante suerte la que tuvo ella, cuantos chicos son etiquetados con el Trastorno por Déficit de atención con Hiperactividad (TDAH), sin que lo tengan. Cuando lo único que están reclamando con esa falta de atención es una incomprensión por parte de la sociedad misma que no los deja desarrollar sus talentos.
Sir Robinson  citó  a Gillian diciendo: “Necesito moverme para pensar”, de acá en adelante todo tiene otra perspectiva.

Ken lo dejo en claro, para él la creatividad es tan importante como la alfabetización en cuanto el avance mundial aunque no esta valorada en el ámbito escolar. Dijo lo que muchos vimos, el sistema educativo en cualquier parte del mundo tiene una jerarquización de las materias similar. Las matemáticas e idioma como eslabones principales, las materias de humanidades a lo último, y dentro de estas solo importan música y arte. Nunca vamos a ver clases de baile regulares en una escuela. Como si  no existiéramos de la cabeza para abajo ironizó el Sir.

Y si, el sistema educativo es así porque fue creado para responder a un sistema socioeconócomico determinado, pone las materias más importantes para este en la cúspide, ya que son las genera los puestos necesarios, “las universidades fueron creadas a imagen del sistema”, ¡pero me parece perfecto!, la cuestión es que esto  les va a fallar en un futuro.

Actualmente el mercado laboral no solo busca licenciaturas, maestrías y doctorados, se busca talento. “A la hora de seleccionar gente, buscamos profesionales que puedan interactuar y miren más allá de las mesadas donde están haciendo sus ensayos”, explicó a la LNR Mariela Leto, consultora de Wall Chase Partners, y sigue, “la concepción de talentos fue cambiando y, ahora, mas allá de las especializaciones profesionales, lo que se valora es la capacidad de adaptación, trabajo en grupo, eso que se conoce como inteligencia emocional”.

Dejando de lado las exigencias del mercado,  volviendo a la amiga Gillian podríamos ponernos a pensar cual seria su situación del no haber ido nunca a una escuela de danzas. Esa mente brillante y creativa nunca creería eso de si misma porque en lo que era buena la escuela no lo valoró, y hasta estigmatizó.

Como informa el diario El País sobre los jóvenes Ni-Ni, no trabajan, ni estudian:
“el 54% de los españoles situados entre los 18 y los 34 años dice no tener proyecto alguno por el que sentirse especialmente interesado o ilusionado. ¿Ha surgido una generación apática, desvitalizada, indolente, mecida en el confort familiar?”

Yo digo… ¿el problema son los jóvenes Ni-Ni o es la sociedad? Bue, con lo que te vengo diciendo, es obvio que pienso que la culpa es cosa de todos. No creo en el argumento que me da ese mismo diario: “La crisis ha venido a acentuar la incertidumbre en el seno de una generación que creció en un ámbito familiar de mejora continuada del nivel de vida y que ha sido confrontada al deterioro de las condiciones laborales”. No, no y no.

Los jóvenes esas almas llenas de ganas, invencibles, esos sueños, no son aplacados tan fácilmente. Y esto lo tenemos en nuestras narices, cuando nos inspiramos no paramos. Pero hace falta que alguien o algo nos inspire, que nos haga desarrollar esa creatividad que cada uno tiene, esa es la inteligencia.

El sistema de educación actual quedo anticuado para mí, y seguramente para Ken también. De lo que se trata es de la educación del ser completo. Y nada, eso.


Brenda Unzué


Fuentes:
  1. http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Generacion/ni-ni/estudia/trabaja/elpepusoc/20090622elpepisoc_1/Tes
  2.  EL VIDEO http://www.youtube.com/watch?v=ib-j87eAnCU
  3. “La Formula del Talento”, Revista La Nación, 24 de Julio 2011.