domingo, 24 de julio de 2011

Buscandomé (parte I)

Todo empezó por una necesidad exterior, en la que un sábado de tarde gris descubrí que el semafóro no sólo funciona como parte del orden configurador del tránsito, sinó también como un gran medidor del tiempo de muchos que intentan sobre-vivir.
Es el caso del nene (uno entre tantos), que hace malabares a una cuadra de la plaza mitre, en Ramos Mejía, de quien me enamoré de su sonrisa guardada, cuando le regalé un alfajor. Jamás pensé que iba a pensar tanto en él, y no hablo de el como uno, sinó como representación de miles que pasan por lo mismo.
Desde entonces, decidí invitarlo a tomar una “señora” merienda, porque me intrigaba y me intriga conocer la manera de como poder ayudarlo, saber sobre su vida. Sin embargo (hasta hoy me lamento), algo me detuvo, y es por eso que escribo hoy. ¿Qué sucedió para que no hiciera lo que realmente deseaba?. Me es dificil responderme, ya que no encuentro la palabra exacta para definir cómo dejé de actuar. Si hablo de temor, estaría equivocada, al igual que hablar de desinterés. A pesar de ello, si descubrí que a muchos nos pasa lo mismo; Los que piensan en ayudar y no saben cómo, los que temen por la reacción del otro, los que intentaron ayudar y no pudieron, y más variantes que suceden según cada experiencia.
Cabe aclarar, que mi postura no estriba en el rechazo hacia “la gente de la calle”, sinó todo lo contrario, intento repudiar a lo estático del sistema, que nos impone como raro, diferente y díficil ayudar a los demás.
Creo en este punto, que el egoismo e individualismo reflejan claramente como la mayor parte de la sociedad prefiere enceguecerse con lo que tienen dentro de sus cuatro paredes y no ver más allá de sus propias necesidades, caprichos y gustos.
Me resulta interesante, mencionar una reflexión que introdujo una vez una profesora de la secundaria, en donde particularmente me impulsó a reflexionar. Ella nos preguntó ¿Qué es la inseguridad?, ¿Qué es la seguridad?, y además comparó la seguridad de la gente que tiene que comer, como vivir, y donde vivir, con la gente que no tiene elecciones y no tiene seguridad por sobre su vida. Desde aquí noté una gran quiebre en lo que se refleja en la sociedad y en los medios de comunicación, en donde no se comenta, ni se publican notas sobre las personas que pasan dias sin comer, que pasan el frío intenso de la noche en invierno; En cambio, si muestran cuantos “motochorros” robaron hoy, cuantos eventos hay, cuantas personas son mas o menos infelices y cuanta gente logra ser perfecta, transmitiendo aquello que es sólo superficial e innecesario. Lo peor de todo, es que aquello que se muestra y que se intenta dar a conocer, es también, en parte lo que la propia humanidad busca “conocer”, “saber”. En conclusión, me parece que la palabra seguridad está siendo tergiversada, ya que en realidad no es lo que muestran los medios como freno al robo, a la droga, a la violencia; Sinó que deberiamos pensar en la seguridad y la inseguridad del otro y no mirar nuestro propio “pupo”. En las posibilidades de los que no tienen respaldo de cuantos días mas vivirán, cuantos cartones juntarán, ni cuanto pan puedan comprar.
Aclaro, que no es una crítica a nadie en particular, sinó que busco criticar a la sociedad en general, al sistema que domina y al orden e ideologías que nos imponen, en donde se vacia la noción de unión, de interés por el otro y la idea de ayudar, de comprometerse. No me excluyo del sistema, pero realmente, considero que mi vida no es mejor ni peor por tener más cosas, ni por comprar ropa cara, sinó todo lo contrario.
Quiero impulsar, romper, quebrar ese “muro imaginario” que nos divide, y aunque sea una vez, sentirnos UNO y no un ellos. Interiorizarnos en el otro para luego ser un yo, y saber que no hay motivos para dudar, ni vacilar acerca de las convicciones de cada uno.


Y hoy pienso, sobre cómo miré a los ojos a aquél niño que me mostró su risita reservada y a la vez su mirada llena de soledad, tristeza y preguntas. Quiero mover, cortar, no escapar. Conocer-te, para luego conocer-me.

Muchachito de los juegos obligados que espera propinas para crecer, espero relatar nuevamente acerca de vos, yo todavía no sé quien soy.

Julieta Racimora

No hay comentarios:

Publicar un comentario