sábado, 13 de agosto de 2011

Sueños Incumplidos.

Un silencio desmedido por tres años llegó a su fin cuando esta semana  en la red comenzó a circular una cadena, en donde madres y padres de chicos internados  en el sector oncología del hospital Garraham, denunciaron que desde el 2008 “el sueño” de Pampita resultó ser pura farsa.
La organizadora de este movimiento, Sonia Badaracco, es una madre (una de las tantas) que lucha por la vida de su hijo y además, hoy asegura que el programa de Marcelo Tinelli, es un “cáncer para nuestra sociedad”
Las críticas sustentables de mamás y papás decepcionados, se originan a partir de que la modelo “pampita” había ganado la “competencia”  y que de ser así, debería refaccionar el sector de oncología del hospital. Creo que no hace falta aclarar, que sólo fue pura magia y de un soplido los pactos se esfumaron.
El correo electrónico que invade los medios virtuales deja mucho para pensar, ya que a pesar de las críticas hacia el programa televisivo,  plantea que se ilusionó a los chicos que esperaban con ansias la promesa incumplida; Esa que dejó de importarle al rating y quedó desmenuzada en sólo unas palabras hechas.
Además, los padres, proponen que se deje de ver a Tinelli y su compañía, aludiendo de que la mejor manera es cambiando de canal o apagando la tv. “No le de rating, al desamor, al vacío, a desvalores”

A partir de ello, todas mis conclusiones sobre Tinelli y la Televisión se perfeccionaron hacia la cruda conclusión de que es una porquería. Soy consciente de que el programa se “basaba” en la idea de cumplir el deseo de quienes participaban y creo que la mayoría, sabe que se oculta detrás. Sin embargo, es interesante reflexionar y cuestionarse sobre cómo se maneja el sistema del famoso conductor y su producción.  Una lluvia de preguntas caen sobre mí; ¿Los participantes que recurren a este “desafío”, inventan un proyecto?, y  si fuera de manera contraria, ¿Es la producción quien no cumple con el ficticio “sueño” de los participantes?
A pesar de las miles ideas y certezas que puedan florecer de bailando por un sueño, creo que hay una cuestión que sobrepasa cualquier otro pensamiento.  ¿Quién piensa en la ilusión de los chicos del hospital? NADIE. Debería avergonzarles lo que hacen, ya que por una cuestión humana, es aberrante ver como utilizan la humildad y tristeza de otros para ganar dinero.
Pienso en cómo les devolverán a los niños la esperanza, la fe, de que las promesas y palabras no se las lleva el viento.  Es fuerte imaginar como esos chicos que luchan por su vida, son desgastados por la pantalla de un “sueño”;  Sueños de los que nunca fallan en la hora de la noche, y que sólo perciben los que realmente lo anhelan. 
El hospital Garraham, necesita de nuestra ayuda, no de la de unos pocos que lo hacen por egoístas intereses que sólo incrementan a lo ficticio, a lo individual, a la codicia.
Prendo la tele, apago la luz, sólo veo brillantina que cubren las sombras de la desilusión; Aquella que al ser prometida es muy difícil olvidar. La que no se puede dejar atrás, y que para muchos significa esperanza, y para otro otros plata.
Julieta Racimora.

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