domingo, 4 de septiembre de 2011

"La alegría de ver y entender es el más perfecto don de la naturaleza." – Albert Einstein


Usar la computadora, informarse de las noticias a través de la televisión, apreciar los colores de las flores en primavera, elegir el color de la remera que vamos a usar hoy. Aunque no parezca así, todas estas cosas tienen algo en común, el sentido de la vista. Sin este, realizar estas sencillas tareas sería casi imposible.

 La ceguera es una discapacidad física que puede ser total o parcial, puede ser repentina o  aparecer con el paso del tiempo.  Ceguera total significa que la persona que la padece no puede ver nada, ni siquiera la luz, y ceguera parcial remite a que la visión de la persona es muy limitada.

Existen muchas causas para la ceguera, y pocas soluciones. Para la sordera existen implantes y audífonos que ayudan a las personas que la padecen a recuperar su audición, y para el mutismo se inventó, hace ya mucho tiempo, un lenguaje de signos para que las personas afectadas puedan comunicarse.

Sin embargo, para la ceguera, sobre todo para la ceguera total, existen muy pocos tratamientos y los que si existen son demasiado costosos.

Según un estudio realizado en el año 2000 por la Organización Mundial de la Salud, hay en el mundo 50 millones de personas que padecen esta discapacidad, ya sea total o parcial. El número de ciegos aumenta año a año, y si esta tendencia se mantiene, se estima que para el año 2020 el número de personas ciegas alcanzará los 75 millones.

A pesar de todo esto, los avances de la ciencia, que últimamente se producen a pasos de gigantes, proveen con un poco de esperanza para las personas afectadas por esta discapacidad.

Un grupo de 13 científicos de la Universidad Complutense de Madrid, ha logrado desarrollar, luego de 12 años de arduo trabajo, un producto que permite ver a partir del sentido del tacto. Este producto en el que hasta el momento se han invertido más de un millón de euros,  estará disponible en el mercado en seis meses y tendrá un costo de entre 2.000 y 3.000 euros.

El aparato consiste en un par de anteojos de sol y un estimulador táctil, que se asemeja a una cajita del tamaño de la mano. En el medio de los anteojos hay una microcámara con un chip, el cual captura imágenes y las transmite al estimulador, que está cubierto de bolitas que se levantan coordinadamente y generan un relieve que refleja las siluetas captadas por la cámara.

Este nuevo invento fue probado por 18 personas ciegas quienes a través del el pudieron distinguir objetos a 8 o 10 metros de distancia y el 40 por ciento de ellos sintió que ve al recibir el estímulo táctil. Aunque los objetos distinguidos por los ciegos carecen de colores o volumen, sirve para percibir a qué distancia se encuentran los objetos que los rodean. La ventaja que tiene este dispositivo con respecto al clásico bastón blanco, es que puede percibir objetos que éste no, como por ejemplo, toldos, ramas de árboles, entre otras.

Si bien esto es un gran avance, estoy convencida de que la ciencia, en algunos años, va a progresar muchísimo más. Y así,  va a ser capaz de devolverle la visión por completo a las personas que jamás han podido, con ésta, usar la computadora, informarse de las noticias a través de la televisión, apreciar los colores de las flores en primavera y elegir el color de la remera que van a usar hoy.

1 comentario:

  1. A veces pienso en cómo cambiaría nuestra vida si no pudiesemos ver.
    Ojalá se siga investigando sobre esto, más y más, y se puedan hacer operaciones que obtengan los resultados deseados. No le deseo a nadie perder la capacidad de ver tan variedad de colores que nos ofrece las distintas escenas de la vida.
    Pensar que hay tantos que ven y no miran. Cuántos se gastan la vida mirando pantallas, con colores artificiales. Ven el rojo del título de esta nota, y ya ni se acuerdan cuándo fue la última vez que vieron una rosa.

    Nosotros, que tenemos la posibilidad de ver. Paseemos y miremos. Nosotros, que vemos. VEAMOS.

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