domingo, 7 de agosto de 2011

A camino largo, PASO corto

Ante las eminentes Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) detengámonos, a modo de guía del itinerante, en cómo llega cada fuerza a estos comicios. Según las encuestas, de las cuales poco se puede confiar a esta altura, el oficialismo revalidaría su título mientras que el mejor de la oposición repuntaría la mitad de los votos, con suerte. Ante tanto cambalache propagandístico, tanta fruta tirada en los diarios y múltiples apariciones a cada hora en la televisión, vale la pena recordar cómo llegan los dirigentes políticos  a plebiscitarse una vez más.

El Frente Para la Victoria mantiene la Presidencia desde el 2003, primero con la gobernación  de Néstor Kirchner y luego la de Cristina Fernández. En estas elecciones, “Cristina” busca su reelección. Peronistas, pasados por el menemismo y el duhaldismo, los Kirchner han sabido mutar y proclamarse como una nueva fuerza, cimentada sobre algunos de los viejos andamiajes del Partido Justicialista, hasta conformar su homónimo: el kichnerismo.
Comenzar con 22% de popularidad  en 2003 no fue fácil para el FpV pero distintas medidas exitosas y una situación económica favorable han hecho que se mantenga como la principal fuerza todos estos años.
Aún así, debe contarse un impass en su popularidad en 2009 producto del conflicto con “el campo” por la famosa Resolución 125.
Para este 14 de agosto el kirchnerismo, que no fue a internas sino que eligió todo los cargos la Presidenta,  se muestra como una –sino la única- de las fuerzas a ganar las elecciones. Más allá de  sus aciertos y errores, el FpV se ve sólido, sobre todo anclado en disposiciones como la Asignación Universal por Hijo, la estatización de las AFJP o el Fútbol Para Todos.

Hasta ahora segundando en las encuestas viene el diputado radical Ricardo Alfonsín, representando a la Unión por el Desarrollo Social. En este caso el lema “tal palo tal astilla” no parece corresponder para comparar a el ex presidente Raúl Alfonsín con su hijo. Alfonsín padre supo ser un político de pura cepa, gran estadista, de una ferviente militancia en la Unión Cívica Radical y de una gran oratoria, que llegó a ser el presidente de la vuelta a la democracia. Su hijo, por su parte, diputado bonaerense, poca oratoria y principios bastante volátiles –recordemos que estuvo coqueteando antes de conformar su fórmula con el peronista disidente Francisco De Narváez y con el socialista Hermes Binner, quedándose con el primero. Luego de que se bajaran de la interna del radicalismo el vicepresidente  de la Nación Julio Cobos y el senador Ernesto Sanz, Alfonsín quedó como el representante del partido de cara a las nacionales, encarnizando el ala más de “progresista” de la fuerza.

El tercero en discordia es el peronista federal y ex presidente Eduardo Duhalde. El “Cabezón” se identifica con la parte más vieja y “dura” del PJ. Supo ser vice de Menem, gobernador de la provincia de Buenos Aires, candidato presidencial por el peronismo en 1999 –cuando perdió con De La Rúa- y presidente interino en el 2002. Se le reconoce la “estabilización” del país luego de la crisis de 2001, aunque tuvo que adelantar las elecciones presidenciales  luego de la muerte de los piqueteros Kosteki y Santillán en una emboscada policial en el Puente Pueyrredón. Luego de  que en 2003 llevara a la presidencia a Kichner, Duhalde dijo que se retiraría de la política. Aún así, cuando Kirchner comenzó a darle la espalda y a cortarse solo, el peronista feredal arremetió con todo y conformo junto a otros dirigentes su propio espacio dentro del PJ, conformándose como la principal oposición al kirchnerismo dentro del peronismo.  Para las primarias, Duhalde llega con el Frente Popular, fuerza que él mismo creó, luego del mamarracho que fueron las internas del Peronismo Federal entre él y el gobernador de San Luis, Alberto Rodríguez Saá, que terminó en la suspensión de los comicios. Aunque llega solitario a las elecciones, Duhalde todavía mantiene en la provincia de Buenos Aires un bastión de su fuerza y, como él mismo dice, cuenta con “espalda” para gobernar.
El cuarto que arrima es el Frente Amplio Progresista con su candidato Hermes Binner. Si bien es una alianza nueva que se conformó para estas elecciones, juntando al socialismo y a distintas fuerzas como el Frente Cívico, Libres del Sur o GEN –y no sabemos por qué no Proyecto Sur-, mantiene las ideas de siempre de la centro izquierda. Confiado, con Santa Fe como su baluarte y la ayuda de Margarita Stolbizer en Buenos Aires y Luis Juez en Cordóba,  el FAP se larga a las presidenciales con el antecedente  de que a este tipo de alianzas –más de izquierda, más progresista- siempre han tambaleado a la hora de ir a las ligas mayores más allá de elecciones distritales. Además, cuenta con poca llegada a todo el vasto territorio argentino, por lo cual el poco conocimiento de la gente sobre el candidato y los pocos fiscales que puedan llegar a tener les juega en contra a frentes nuevos como éste. Con  dos intendencias en Rosario y  un gobernación en la “bota”, Binner se muestra como una de las opciones más coherentes ideológicamente de la oposición.

Pido mis disculpas a los otros candidatos presidenciales -Elisa Carrió, Alberto Rodríguez Saá, Alcira Argumedo, Jorge Altamira, José Bonacci y Sergio Pastore- que no pude incluirlos en este racconto. Nada más lejos de mí que no tenerlos en cuenta políticamente, aunque ustedes ya saben: el tiempo, las palabras y, sobre todo, “las encuestas” son tiranas.

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