lunes, 1 de agosto de 2011

Con las cartas sobre la mesa

Se terminó. Pasó la primera vuelta, pasó el ballotage. Idas y vueltas. Campañas erradas y campañas que se alejaban cada vez más de la política. “Sospechas” de una campaña sucia y acusaciones de victimización. Mucho de culebrón mexicano, pero poco de disputas políticas serias. Mucho ninguneo, mucha descalificación, pero poco de propuestas concretas por un lado y poca llegada al electorado por el otro (adivinen a quien le calza cada descripción). Si, se terminó. Pero a mí no me quedo nada muy claro. Creo que la campaña (y definitiva reelección del líder del Pro) dejo más incertidumbres que certezas. Por lo menos para algunos la elección en Capital en una incógnita. Por lo menos para algunos todavía nos cuesta entender que fue lo que motivo el voto de los porteños. No busco respuestas concretas, pero si busco aproximarme a alguna reflexión lógica. Quizás entre todos, y solo ateniéndonos a hechos probados y concretos podamos acercarnos un poco al porqué de la decisión de los capitalinos. Puede parecerles inútil o una pérdida de tiempo analizar algo que ya está cerrado, pero creo que nunca es tarde para buscar una respuesta satisfactoria. Nunca es tarde para conocer lo que votamos. Tal vez que en algún momento podamos hacerlo con responsabilidad, y haciéndonos cargo realmente del futuro del país.

Por un lado, teníamos a Daniel Filmus, que encabezó la propuesta del Frente para la Victoria. Egresado de Sociología en la Universidad de Buenos Aires, en la década del ’70 comenzó a interesarse en la política como herramienta para transformar la sociedad, actitud que profundizó con su trabajo como alfabetizador en barrios carenciados. En plena dictadura se dedicó a la docencia en medio del recién surgido movimiento de derechos humanos. En los ’80 realizó una especialización en Educación de Adultos y una Maestría en Educación y con la llegada de la democracia hizo su ingreso a la gestión pública como Director General de Educación de la Ciudad de Buenos Aires, de forma que pudo vincular la mirada académica con la gestión. En el 2000 (y hasta el 2003) ocupó el cargo de Secretario de Educación en la Capital Federal para luego conducir el Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación donde sancionó leyes fundamentales para la trasformación del sistema educativo. Fue Presidente de la Comisión de Ambiente y Desarrollo Sustentable del Senado de la Nación y actualmente preside la Comisión del Programa de Relaciones Exteriores y Culto, y la Bicameral de la Ciudad de Buenos Aires. Además, actualmente, es Miembro del Comité Ejecutivo y Vicepresidente por América Latina y el Caribe del Consejo Ejecutivo de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). Un par de datos biográficos nada más, para conocer un poco a la opción que tenía la Capital. Algunos datos para entender en que lugar ideológico se ubicaba este candidato.

Junto a Filmus, Juan Cabandie encabezó la lista de legisladores porteños. Actual diputado de la ciudad de Buenos Aires y el nieto nº 77 recuperado por las Abuelas de Plaza de Mayo. Nació en marzo de 1978 en la ESMA, luego de que su madre fuera secuestrada por las Fuerzas Armadas durante la última dictadura. Luego fue apropiado por Luis Falco, quien junto a su esposa le hicieron creer que era hijo biológico de ambos. Desde adolescente Juan Cabandié comenzó a participar en actividades solidarias con los sectores más desfavorecidos de la población, y a comprometerse con los movimientos políticos populares. Finalmente, el 26 de enero de 2004 Cabandié supo la verdad sobre su nacimiento y conoció su nombre verdadero. En 2005 Juan fue designado por el Presidente Néstor Kirchner como coordinador del Consejo Federal de Juventud y en 2007 se presentó a elecciones como candidato a legislador de la ciudad de Buenos Aires por el Frente para la Victoria, ocupando de esa forma una banca como Diputado.

Sin duda, si hubo algo que no les faltó a los candidatos por el Frente para la Victoria fue trayectoria. Si hubo algo que sobró fueron las muestras de sus capacidades para gobernar. Si hubo algo que los caracterizó, fue una historia de compromiso con el pueblo, su pueblo, su gente. Pero sin ninguna duda también, demostraron algunas falencias para llegar al electorado porteño. Más allá de poseer un curriculum notable, su campaña tuvo algunos puntos débiles, que redujeron sus posibilidades de poder arrebatarle al actual Jefe de Gobierno su reelección. En la primera vuelta, se hizo hincapié en la idea de apoyar y trabajar en conjunto con el gobierno nacional, lo que se podría interpretar como que votar a Filmus implicaba votar a Cristina Kirchner, sabiendo que la Capital se caracteriza por su espíritu antiperonista. Para el ballotage, se intentó apelar directamente al votante poniendo en primer plano el concepto “Buenos Aires para todos”, y así se retiró la referencia a la Nación, pero ya siendo demasiado tarde para generar un cambio en el electorado. Además, se sumó la denuncia por campaña sucia que implicó más de 700.000 llamados telefónicos que vinculaban al padre del candidato por el Frente para la Victoria con Sergio Schoklender y supuestos actos de corrupción. “Las llamadas se hicieron desde EE.UU. a través de una empresa que no pertenece sólo a socios, sino al mismo jefe de la campaña (Jaime Durán Barba) del jefe de Gobierno de la Ciudad. Que la impunidad deje de insistir para que no se repita”, afirmó Filmus e insistió en que la Justicia determine si las falsas encuestas fueron pagadas con dinero de todos los porteños. Definitivamente, semejante acto aberrante no tuvo ninguna validez a la hora de votar, por lo que se puede decir que la única falla que ostentó el partido encabezado por el ex Ministro de Educación fue no llevar a cabo una “correcta” campaña publicitaria. No correcta por lo menos teniendo en cuenta las exigencias de la Capital Federal. Sobraron propuestas, pero faltaron globos parecería.
           
En la vereda de en frente el líder del PRO, Mauricio Macri, buscaba la reelección como Jefe de Gobierno. Para que no me acusen de ser demasiado parcial, voy a realizar con Macri, el mismo recorrido “biográfico” que hice con Filmus. El candidato “pro” es ingeniero y empresario, hijo de Franco Macri, el líder del grupo Macri-SOCMA, uno de los más importantes grupos económicos del país. En el año 1992 ocupó la vicepresidencia en Sevel, una empresa automotriz y se hizo cargo de la presidencia de la misma en 1994. Como ejecutivo esta empresa fue procesado por contrabando agravado, acusado de una maniobra en la que las empresas del grupo presuntamente estafaban al estado argentino exportando Uruguay autopartes y volviéndolas a importar. Con su accionar destruyó la integración del sector afectando a los autopartistas y promovió un fuerte déficit en el intercambio comercial con el exterior que indujo mayores niveles de endeudamiento a nivel nacional. Como empresario, él y su padre obtuvieron la “estatización de sus deudas en la dictadura, cuestionadísimos contratos durante el alfonsinismo, privatizaciones escandalosas durante el menemismo y pesificación con el duhaldismo.” Además, desempeñó durante 12 años (1995-2007) el cargo de presidente del Club Atlético Boca Juniors.

A comienzos de 2003 fundó el partido Compromiso para el Cambio y fue designado presidente del mismo. En 2005 creó junto con Ricardo Lopez Murphy la alianza electoral de centroderecha Propuesta Republiocana (PRO) y se presentó como candidato a diputado nacional en el distrito de la Ciudad de Buenos Aires, En esta elección Macri obtuvo el 33,9% de los votos acaparando el mayor caudal de votos, pero se le criticó su poca asistencia a las votaciones, a lo que respondió que (el Congreso) "Es un sitio en el que no se debaten ideas". En 2007, también frente al PRO, se postuló para Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y resultó ser vencedor en el ballotage (frente a Filmus también) con el 60% de los votos.
Durante su trasparente gestión, Macri designó a Jorge “el fino” Palacios como titular de la Policía Metropolitana que ordenó la compra de pistolas-picanas y que está procesado por haber ordenado escuchas telefónicas ilegales. Además, en el año 2009 “el fino” fue procesado por encubrir el atentado de la AMIA. Persiguió con dureza a miles de “trapitos”, pero no le importa combatir a los que lucran con la prostitución. Aumentó en promedio un 300% el ABL, pero sigue contradiciendo la Ley de Basura Cero. Desde diciembre de 2007 a diciembre de 2010, Macri incrementó la deuda de la ciudad en un 150%. La gestión PRO hizo caer la ejecución presupuestaria para la construcción de viviendas de un 86,88% en 2007 a 67,36% en 2008, 45,91% en 2009 y un miserable 18,89% en el 2010 (mismo año en el que ocurrió el conflicto en el Parque Indoamericano), con lo que construyó 283 de las 10.000 viviendas que había prometido. Ejecutó solo el 44% del presupuesto disponible para educación (mientras tanto en los colegios no hay gas y la infraestructura se cae a pedazos). Compro netbooks tres veces más caras de lo que salen en el mercado. ¿Y a quién se las compró? Al grupo Clarin, pagando 185 millones de dólares en sobreprecio (ahora se entiende la protección que realiza el monopolio al candidato PRO). Además eliminó los subsidios a las cooperativas escolares y bajo la calidad de las viandas en los comedores escolares. Los hospitales públicos no tienen insumos, vetó una ley que permitía la producción estatal de medicamentos para abastecer al sistema de salud pública y en el Borda llevan más de 90 días sin gas. Además, cerró un centro de rehabilitación mediante zooterapia donde se asistía a 500 chicos discapacitados. Macri vetó una ley de inclusión laboral para jóvenes en situación de vulnerabilidad social. El mismo jefe de gobierno está procesado por una causa de escuchas ilegales (entre las que se incluyen familiares de víctimas del atentado de la AMIA). Creó la Unidad de Control del Espacio Público (UCEP) para "mantener el orden" en el espacio público (el “orden” incluye allanamientos nocturnos, que se caracterizan por su violencia contra indigentes que viven en las calles). Pero no hay que olvidarse que construyó la bicisenda e inauguró el Metrobús, aunque incumplió con su promesa de construir 10 km anuales de subtes.
           
Como primer candidato a diputado porteño por el PRO, Macri decidió ir acompañado por el rabino Sergio Bergman, quién se hizo conocido en la esfera pública y mediatica por acompañar a Blumberg en su campaña para endurecer el Código Penal. Además, “en 2008 acompañó las marchas de la Mesa de Enlace, hizo campaña contra la estatización de las AFJP y, más tarde, contra la nueva ley de medios”. Asimismo, es un defensor del voto calificado y entre algunas de sus propuestas se encuentra cambiar la palabra libertad por seguridad en el himno argentino.

Si bien se le puede acusar a Filmus de no lograr la adhesión de los porteños, la campaña del reelecto Jefe de Gobierno distó mucho de ser aquello que uno espera de un político de los de verdad. Se privilegió la diferenciación con el gobierno nacional, pero sin explicar cuál era el proyecto político propio. Se sostuvo en la inespecificidad e “hizo una campaña sin programa, sin propuestas, sin actos, sin discursos, sólo hablando de la vecindad”. Macri se construyó a si mismo como un sujeto sin ideología, como alguien que va por fuera de la política, apelando a la desconfianza que muchos ciudadanos les tienen a los políticos. Se ubicó en el lugar del sentido común, y lo hizo tomando como iconos a representantes del espectáculo que sin ningún pudor dicen que no quieren ser políticos. Rehuyó del debate, tal vez porque le cuesta llevar a cabo una discusión sin alguien que le señale que tiene que decir a todo momento. Esquivó los actos multitudinarios, y se movió a lo largo de la campaña en presentaciones con “públicos” reducidos. Con slogans que te dicen que “sos bienvenido”, pretendió fragmentar lo menos posible al electorado, son especificar ni a quien va dirigido, ni a donde se es bienvenido, ni que medidas o políticas iba a llevar a cabo. Se preocupó tanto por elegir una ruta que lo llevara por fuera de la política que se olvido de toda propuesta concreta que el votante pudiera querer escuchar. Sin lugar a dudas, el rol principal en esta campaña lo tuvo Jaime Duran Barba, quien encaró esta elección como lo haría cualquier publicista al querer imponer un producto en el mercado. Apeló al “punch”, a lo que más pegara, a llegar al votante en forma directa y clara, sin vueltas, con colores brillantes y mucho cotillón. Con discursos acotados y sin darle la posibilidad a su representado de tirar todo por la borda en un debate televisivo democrático en el que no fuera ayudado por sus lacayos del medio más “noble”.

Ahora sí, con todas las cartas sobre la mesa, ¿cuál sería la respuesta posible a la pregunta de porque los ciudadanos votan de la forma que lo hacen? ¿Lo reducimos al simplismo del “voto en contra”? ¿Se lo adjudicamos a la deficiente campaña publicitaria (hablamos de publicidad, cuando se tendría que hablar de trayectoria, de políticas, de propuestas) de Filmus? ¿Le damos el mérito a Mauricio Macri por hacer una campaña lo suficientemente vistosa? ¿O creemos que en realidad la gente desconocía todos estos hechos que condenarían a cualquier candidato? O lo más simple, consideramos que la victoria del PRO se debió al hecho de que mucha gente comparte su forma de pensar y accionar y por lo tanto lo elige.
 
A veces creo que nos cuesta tener un poco de memoria (el neoliberalismo que caracterizó al menemismo se huele en el aire), tal vez queramos cerrar los ojos ante una realidad que nos lastima y decidamos negarla, o simplemente estar en contra de alguien vale más que el compromiso que implica el voto. Creo que de cara a las elecciones, ante todo debemos informarnos. Saber qué es lo que queremos y vamos a votar. Asumir la responsabilidad que nos dan y usarla como herramienta para definir el futuro del país. No dejar que nos vendan realidades que no existen o que nos convenzan de que la política es algo sucio. Hagamos de ella una práctica que de verdad nos permita alcanzar el cambio que necesitamos. Desde el lugar más mínimo todos podemos participar. Que no nos paralice el miedo, que no nos detenga la desinformación. Tenemos el futuro en nuestras manos. Cuando votemos, demostremos que estamos decididos a protegerlo.

Ayelen Zabaleta

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