martes, 5 de julio de 2011

¿Para qué escribir?

Hace un tiempo le comenté a un amigo la idea de abrirme un blog y él me pregunto: ¿Para qué?

La respuesta es muy obvia si interpretase la pregunta con total simplicidad: ¿Para qué? ¡Para escribir!

Como siempre soy de replantearme muchísimo las cosas comencé a tocar fondo sobre el tema. Para responder con mayor complejidad a la pregunta mencionada tenía que responderme a mí mismo el por qué y el para qué de escribir. Así que comencé a investigar y a pensar en las respuestas.

Escribo porque me gusta escribir, es la mejor manera de expresar las cosas que siento. Cuando tengo una sensación y reflexiono sobre ella tomo una lapicera y grabo en mi cuaderno lo que vuela en mi interior. No existe mayor sinceridad conmigo mismo y con el mundo que en ese momento.

Escribir es necesario para comunicarnos. A veces con la oralidad no basta, porque hay cosas que no las podemos decir cuando hablamos. Porque son inapropiadas, porque son pensamientos íntimos y complejos para los que las improvisaciones del hablar resultan  insuficientes  y se necesita de un tiempo para reflexionar sobre exactamente lo que se quiere decir,  o por otras razones.

Cuando agarro una lapicera siento que es una espada y yo soy más valiente para enfrentar todo. Y todo significa todo: los fantasmas del pasado, los del presente y los del futuro. Enfrento la realidad y la fantasía; lo que fui con lo que soy y con lo que quiero ser; la verdad con la mentira; la mentira con la verdad; el mundo con el mundo; el mundo conmigo; yo con el mundo; yo contra yo; yo contra yo de nuevo; y así y asá.

No conozco mayor libertad que cuando estoy sólo en mi cuarto escribiendo. Y es que también se trata de eso, de ser libre. Libre para decir lo que quiero decir; libre porque me puedo librar (aunque sea por unos momentos) de pesares que me agobian.

Dejando un poco de lado las razones por las que escribo también quiero mencionar cómo lo hago o qué intento hacer cuando lo hago.
Intento definir bien las palabras, delimitarlas para que no exista margen a equívocas interpretaciones. Y para escribir es necesario leer y también releer, y cuando escribimos volvemos a escribir y reescribir. Corregir, de eso se trata.

Cuando escribo encuentro protección, me siento seguro. Es un refugio para mí, de todo lo que está allá afuera y pienso que si alguien me estaría leyendo me comprendería. No sólo escribo sobre una temática específica, puedo escribir sobre momentos únicos como cuando Palermo metió el gol sobre la hora contra Perú, realizar una crítica sobre una película o un documental que vi, opinar sobre las declaraciones de un funcionario público, etc. Cualquier excusa es buena para escribir, más para el que le gusta escribir. A mí me encanta pero no siempre me gusta lo que escribo, suelo sentir que mi texto podría ser mejor. Y  eso es lo bueno, que cuando escribo tengo una lucha contra mí, necesito superarme... ser mejor. Y creo que esa es la competencia más sana que hay, sólo necesito de coraje y paciencia.
También creo que todo acto de escribir lleva vestigios de lo que somos y  quienes nos leen pueden conocernos un poco más, enriquecerse de nuestros pensamientos aún cuando no estén acorde a los suyos.

Es  por eso que creo que éste blog nos va a ayudar, tanto a los que escribamos como a los que nos lean, a crecer un poco más, a sentir que tenemos nuestro espacio para escribir por todas las razones que mencioné y por muchas otras que se me pasaron de largo pero que ustedes sabrán. 
Para terminar les dejo la siguiente frase : “las palabras vuelan los escritos quedan”
"VERBA VOLANT, SRIPTA MANENT"

Rubén Darío Bogarín

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