lunes, 4 de julio de 2011

 Nadie puede negar, cualquiera sea su posicionamiento ideológico, que estamos viviendo un momento de inmenso movimiento político, económico, social y cultural. Por primera vez, desde el retorno a la democracia en el año '83, se esta poniendo en tela de juicio el papel hegemónico y monopólico de los multimedios que dominan el escenario de la información. Y el instrumento del cual nos valemos para llevar a cabo este desafío es la tan cuestionada (por aquellos que no quieren ceder ni un poco de el espacio que tanto les sobra) Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.

    Hace una semana exactamente en la Universidad Nacional de la Matanza tuvimos el privilegio de contar con la visita del genio, el insuperable, Eduardo Aliverti (quien para mi tiene mas "voz de radio" que nadie). En la charla, que tuvo como eje central los nuevos paradigmas y desafíos que plantea la aplicación de esta Ley (con mayúscula, porque es, desde que tengo cierta consciencia crítica, la madre de todas las leyes, la que me hizo creer en una verdadera democratización de la información), el locutor, periodista, el HOMBRE DE RADIO, no dio rodeos al decir que "hay aspectos de la ley con los que no se puede avanzar por el embarre de cancha del grupo Clarín, principalmente con el tema del período a partir del cual deben desprenderse de las licencias que les sobran aquellos que las tienen de mas". Porque esta es una cuestión central: para avanzar en el otorgamiento de nuevas licencias en PRIMORDIAL que algunos se desprendan de lo que les sobra.

    Esta ley abre un horizonte esperanzador, un contexto de verdadero intercambio en el cual podrá surgir una fuerza que pueda competir (y ojala superar) en intensidad a la fuerza que venimos conociendo. Esa fuerza que trata de determinarnos e imponernos que hay que pensar, a quien hay que votar, que medidas hay que desaprobar, que gobierno hay que boicotear. Ante ella se erige un fenómeno de nuevos actores, que de la mano de nuevos paradigmas tecnológicos y avalados por la herramienta política, pueden conformar una verdadera alternativa a la imposición de un discurso único, que pretende ser dominante y que suele escudarse baja el simpático nombre de "periodismo independiente".

    Este sector emergente  debe diferenciarse a partir de la excelencia, debe profesionalizarse, y ante todo debe ostentar un verdadero compromiso con la realidad en la que esta inserto, porque como señalo Aliverti "el que siempre va a resaltar es el que se capacite", pero sin dejar de anclarse en el debate (sea político, social o de cualquier tipo). Y ahí es donde entra el Estado, asegurando las condiciones de profesionalización y ofreciendo los medios de sustentabilidad de este espacio alternativo de expresión, sin que esto signifique que el aparato gubernamental se convierta en un "tutor ideológico". Porque el periodismo, ante todo debe ser libre. Libre, pero no independiente. La independencia es una ilusión. Uno siempre esta determinado por la ideología de una empresa, de un sindicato, o el bagaje ideológico propio. Porque el hombre, como tan acertadamente describió Aliverti, siempre "habla desde su lugar en el mundo, desde un lugar ideológico". El hombre ante todo es un animal político, si le sacas lo político es solo un animal. Jamás puede pretender ser independiente de lo que piensa, de lo que siente, de lo que vive y de lo que ve.

    Ese "periodismo independiente" que sólo responde a intereses relacionados con el lucro, que se inscribe en el seno de un multimedios, de una mega corporación que utiliza a la información como un medio para favoreces otros negocios adyacentes, acusa a "los de enfrente" de ser un periodismo militante. Y emplean esta adjetivación desde el ninguneo, como un insulto. Yo me pregunto (desde mi ignorancia con respecto a tantas cuestiones), ¿cuál es el carácter negativo de la palabra militante? ¿Acaso esta mal asumir un rol comprometido con un modelo, con una ideología? ¿Esta mal militar desde el periodismo por un cambio social, por una democratización de la información?

    Hoy, hablo desde el lugar de una persona que esta recorriendo ese camino de la profesionalización, que por primera vez en su vida siente una necesidad intolerable de hablar, de salir de sus espacios de comodidad, de ver más.. Y sin ningún miedo ni vergüenza, asumo ese espíritu "militante". HOY me comprometo a no cerrar los ojos, a ser mas subjetiva que nunca y defender con "sudor y sangre" lo que pienso, a cargarme en la espalda una idea y protegerla con la palabra, con el debate, pero por sobre todo, me comprometo a no cerrar mi cabeza, a dejar que entre mis ideas se cuelen otras, que no solo me enriquezcan, sino que me permitan construirme y madurar como un sujeto crítico, que me muestren otras realidades, que me saquen de mi burbuja y me permitan llegar al verdadero compromiso, el POLÍTICO. HOY decido desprenderme de todas las barreras que no me dejen avanzar, y con decisión (pero con miedo y incertidumbre al mismo tiempo) asumo todos los riesgos. No me permito a mi misma no moverme, no me permito no hablar, no me permito no COMPROMETERME.

Ayelén Zabaleta.

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